domingo, 21 de mayo de 2017

Artículos publicados en "La Hora"

Unamuno, Montalvo y la tolerancia

Gabriel U. García T.

Don Miguel de Unamuno, ese escritor, filósofo y profesor universitario que tanto renombre diera a España, en 1925, escribió un prólogo para una edición de “Las Catilinarias” de Juan Montalvo; ese gigante que, en cambio, llenó de gloria al Ecuador. Los dos tuvieron, durante sus vidas, destinos semejantes: combatir a tiranos y soportar el exilio.

Don Miguel, en las letras introductorias que dedica a nuestro filósofo ambateño, sostiene que “tuvo que desterrarse del Ecuador de  Veintemilla; le faltaba allí aire para el alma, libertad de decir la verdad”. Don Juan, de su lado, había dicho en El Cosmopolita: “¡Imprenta, imprenta! ¡Arrebatadnos los bienes de fortuna, arrastradnos a guerras injustas, arrojadnos en mazmorras, pero dejadnos hablar!

Nadie duda de la grandeza de estos dos personajes, que fueron muy fuertes con su pluma para combatir a Primo de Rivera o a Ignacio “de la cuchilla” . Para recordarle al querido lector el tono de Montalvo, leamos este pequeño párrafo: “A García Moreno le aborrecí por tirano; a Veintemilla no le puedo aborrecer; la infamia no alcanza el honor del odio; desprecio es lo que este confidente del patíbulo me inspira, desprecio acre, amargo

Pero eran otros tiempos. Ahora no solo se combate a la prensa por lo que dice, sino también por lo que calla. El Ilustre ecuatoriano dijo sobre los funcionarios que iban más allá de los deseos del propio Veintemilla: “cada jefe es un emperadorcillo tiranísimo” y, en efecto, a veces lo es.

Entonces, querido lector, no es nada nuevo la persecución al periodismo. En la República ha existido desde hace tiempo. La novedad está en como se va sofisticando. Cada vez, por cosas menores, como un tuit en el que no se menciona ningún nombre, se abren investigaciones fiscales.

Ahora, que nos aprestamos a iniciar un nuevo gobierno, es momento de que las aguas vuelvan a su cauce. Que una justicia, independiente, castigue al periodista cuando difame; pero que el poder no sea juez y parte. Que no use esas herramientas para intimidar.


Este es uno de los grandes retos que el excelentísimo señor Presidente Constitucional de la República, licenciado Lenín Moreno, deberá enfrentar en los primeros cien días de su gobierno.

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