lunes, 5 de junio de 2017

Artículos publicados en "La Hora"

A propósito de Odebrecht

Gabriel U. García T.
                                       
El pasado 7 de marzo, Expreso nos traía la siguiente  nota: La comisión ciudadana de selección que organizó el concurso de designación de la primera autoridad de la Contraloría General del Estado aprobó su informe final. Carlos Pólit, actual contralor general del Estado, es el virtual ganador del proceso con 95 puntos sobre 100 “. Ocho días después, la cadena Ecuavisa informaba: “Carlos Baca Mancheno es el virtual ganador del concurso para fiscal general del Estado, con una nota total de 94/100 puntos”  En efecto, tanto el doctor Pólit como el doctor Baca resultaron designados como Contralor y Fiscal de la Nación.

Este 2 de junio, el país se conmocionó al conocer sobre los allanamientos que la Fiscalía realizara en varios domicilios de Quito y Guayaquil, incluyendo el del propio Contralor General del Estado. El escándalo aumentó cuando el abogado defensor del Dr. Pólit, Hernán Ulloa, afirmó que la Contraloría presentó un informe con indicios de responsabilidad penal en contra del Fiscal.

Todo esto deja en muy mal predicamento los afamados concursos de méritos para la designación de a autoridades de control.  El hecho de que la Asamblea Nacional, entidad del Estado que garantiza la democracia representativa, perdiera la capacidad para que los ciudadanos, a través de nuestros representantes,  designemos estas autoridades, nos obliga a pensar si es el momento de que, este poder del Estado, retome una facultad que nunca debió quitársele.

Para esto, solo hay un camino posible: una Asamblea Nacional Constituyente.  Si el Excelentísimo Señor Presidente Constitucional de la República, licenciado Lenín Moreno desea órganos de control eficientes que frenen la corrupción, debe empezar por transparentar su forma de designación.


La Constituyente, que cada vez se ve más necesaria, deberá reordenar las instituciones, empezando por la propia Corte Constitucional. El camino no será fácil, pues empieza por romper prejuicios del  propio movimiento de gobierno. Sin embargo, en este momento de la vida nacional, los ecuatorianos exigen cambios radicales.

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