Lucha libre y política
Gabriel U. García T.
“Titanes
en el Ring” fue un espectáculo televisivo que, seguramente, marcó la infancia
de muchos de los que hoy superamos los cuarenta. Era un programa de lucha
libre, con un sinnúmero de personajes, interpretados por unos cuantos actores.
No llegaba a los niveles de violencia que tienen las actuales exhibiciones de
este tipo, pero conservaba la muletilla de los buenos contra los malos. Allí
estaba Martín Karadagi
án, el eterno campeón mundial; el
inolvidable Caballero Rojo, o la temible Momia que, con una fuerza descomunal,
proveniente del más allá, amenazaba siempre con arrebatar la corona al campeón
reinante.
De
alguna manera, y aunque era el tiempo de la infancia, sabíamos que en las
luchas no habría heridos graves, ni siquiera lesionados. Eso no quitaba la
magia del programa, que esperábamos expectantes ante la pantalla. Al terminar, corríamos
a la cama de los padres para imitar a nuestros luchadores favoritos.
La
serie me vino a la memoria cuando se comenzó a especular con un eventual
rompimiento entre el ex-presidente, economista Rafael Correa, y el actual
gobernante, el excelentísimo señor Presidente Constitucional de la República,
licenciado Lenín Moreno. La imagen de los Titanes en el Ring se volvió más
fuerte cuando, en el transcurso de la semana, apareció una foto, con los
rostros rozagantes y llenos de alegría,
de los principales líderes de Alianza País.
De
su lado la oposición, con la misma ingenuidad de nuestra infancia, disfruta el
espectáculo y añora ver el combate decisivo entre los dos nuevos titanes. Con
ello, pocas son la voces que se escuchan sobre los graves problemas del País,
como el desempleo, la pobreza, o la
siempre dolorosa emigración. A lo mejor esperan que acabe el programa para
salir corriendo a imitarlos y seguir en su mundo de fantasía, alejados
completamente de la realidad.
Una
cosa más. El programa, que dirigía Karadagián, fue muy estable. Comenzó a
emitirse en 1962 y duró hasta 1988. Solamente, al final, los actores, que
peleaban de manera ficticia en la pantalla, tuvieron confrontaciones verdaderas
por temas de dinero. Pero eso es otra historia.
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