lunes, 4 de diciembre de 2017

Artículos en "La Hora"

Cincinatos y narcisos

Gabriel U. García T.

La historia y la mitología brindan ejemplos, buenos y malos, sobre el ser humano. Entre los que vivieron, está Cincinato,  un romano halagado, a lo largo de los siglos, por su desprendimiento del poder. En efecto, este hombre, en una situación desesperada del Imperio, por la inminente invasión de eucos y volscos, fue nombrado dictador para un período de dos meses. Sin embargo, en solo dieciséis días, consiguió la victoria para Roma. De inmediato renunció y volvió a sus tareas de labriego.

Entre los personajes mitológicos, en cambio, está Narciso. Un joven que vivía enamorado de si mismo. Con el tiempo, su historia, originó la palabra narcisismo que, según el diccionario, significa “excesiva complacencia en la consideración de las propias facultades u obras”.

Recientemente, Fernando Savater, en un libro que escribió contra el separatismo, califica a Julian Assange, refugiado en la embajada ecuatoriana en Londres, como “hacker narcisista”.  No le falta razón.  En política, abundan los narcisos y escasean los cincinatos.

Allí están esos oscuros personajes que se creen imprescindibles para un país, para una provincia, para un municipio. Sin ellos, sería imposible concebir la vida. Deben regir los destinos de la gente hasta su muerte y usarán todos los medios a su alcance para conseguirlo. M un mal﷽﷽﷽s, todo esto, ser de sdus responsabilidades. las mujeresadios pdres, como "ealmente hay un romano que ha sido halagadoás aún cuando tienen, conforme los tiempos que corren, televisiones y radios públicas a su servicio.

Pero esto no es inocuo. En su obsesión, descuidan otros aspectos fundamentales del convivir social y anulan a cualquier persona que piense diferente. Los ejemplos abundan en este mundo, que bien calificara Ciro Alegría como “Ancho y ajeno”. Con un simple repaso por la prensa, el lector los puede identificar inmediatamente.

Creen su obra perfecta. Es como la creación del mundo. No importa nada más. Ni la pobreza, el desempleo, la violencia contra las mujeres, o el femicidio. Para ellos, todo esto, será un mal social alejado de sus responsabilidades. Asombra esta indolencia.

Cuánto bien nos haría que Cincinato, y no Narciso, rija los destinos de la gente.


gulpianoga@gmail.com


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