Lecciones
Gabriel U. García T.
La historia, no importa el tiempo que transcurra, siempre deja lecciones importantes. Han pasado veinte años desde que el país adoptó el dólar como moneda. Fue una medida que, sin duda, trajo estabilidad y alejó el fantasma de la hiperinflación. Pero, también, costó mucho. Miles de personas perdieron sus ahorros por el feriado bancario. Otros cientos de miles tuvieron que emigrar. Ellos también son héroes. Enviaban el fruto de su trabajo para sostener a sus familias y, con ello, al país.
Mucho se discutirá sobre la postura de Jamil Mahuad, qué, cuando todo esto ocurrió, estaba al frente del gobierno. Sin embrago, poco o nada se dice sobre los verdaderos causantes de la crisis. Por un lado, banqueros irresponsables que, sin ninguna traza de ética, malversaron los dineros de los ahorristas. Por otra parte, políticos qué, sin vergüenza alguna, querían llevarse el país en peso. Recordemos que, tres años antes, Abdalá Bucaram, bailaba en las tarimas presidenciales mientras el país se sumía, cada vez más, en la pobreza. Como muestra, de lo poco que se supo, antes de su caída, de la cuenta de gastos reservados del Estado, se retiraron trece mil novecientos millones de sucres.
Diez años después, el país se recuperó. Nuevamente, vino la bonanza petrolera y, con ella, una inmensa corrupción que hacía que, como por arte de magia, el costo de una carretera se incrementara de diecinueve a ciento setenta millones de dólares.
Estos momentos nos marcaron y dejaron terribles consecuencias. El Ecuador está sumamente endeudado. Su población es pesimista con relación al futuro. Más de cinco millones de personas, de la población económicamente activa, no tienen empleo pleno. Empieza a marcarse, fuertemente, una tendencia a no creer en el sistema.
Para evitar una explosión social necesitamos renovar la clase política.
@gulpiano1

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