jueves, 16 de diciembre de 2010

Carta

Loja, 16 de diciembre de 2010
Querido Gabriel Fabricio:
Estamos tristes y felices al mismo tiempo. Tristes porque no podrás pasar la Noche Buena con nosotros. Felices porque la pasarás jugando con el Niño Jesús. Perdona que distraiga tu partida de canicas pero quería contarte que tienes un nuevo hermano: José. Entiendo que lo sabes. También comprendo que eres tú quien lo cuida, sin embargo, no sé por qué, quería recordártelo.
Como has visto, Isabela está creciendo y cada día se vuelve una niña más dulce y comprensiva. Sí, sí, me has dicho en muchas ocasiones que estás orgulloso de tus hermanos, pero déjame que presuma por un momento de mis hijos.
A lo mejor soy injusto porque no presumo de ti, pero no necesitas de esas pequeñas vanidades tan propias de nosotros los adultos.
Al escribirte imagino tu pequeño rostro lleno de colores y tus cabellos alborotados y rebeldes que contrastan con la nubes de tu entorno. ¡Que bello eres hijo mío! ¡Qué alegre estás en el cielo!
Tu madre, como sabes, te recuerda a cada instante con profundo cariño y se alegra inmensamente al saber de tu amistad con el pequeño Jesús. No deja de agradecerle por haberte recogido y brindado ese amor que sólo Él puede sentir.
No te cuento de tus abuelos y tus tíos porque los has visto. Están felices con su nuevo nieto y sobrino. Claro, jamás se olvidan de ti, pero la pequeña sonrisa aún sin dientes de tu hermano, produce una luz especial en sus ojos.
En casa hemos puesto un pesebre para acordarnos de tu compañero de juegos y travesuras y tenerte más presente. En realidad no guarda las proporciones de una maqueta y hay uno que otro elemento que seguramente no existía cuando el pequeño Jesús nació, pero tiene el cariño de quien construye algo con la inocencia de los primeros años.
No te preocupes. Se que tienes que seguir con tu juego. Anda tranquilo hijo mío que aquí seguiremos esperando volver a reunirnos.
Te ama,
Papá.

2 comentarios:

Elena Malo de Mancino dijo...

Que bellas palabras. Gabriel eres un poeta, no soy de los mas llorones, pero senti que se mojo mi mejilla.
Gracias por recordarlo y hacernos participes de esa relacion maravillosa de esos ninios y de sus padres.
Un fuerte abrazo. Feliz Navidad!!!!
Elena

Anónimo dijo...

Se me ha erizado la piel recordando al chiquitín... y he recordado la noche cuando fui a escuchar su corazón...
Un abrazo para todos ustedes...