jueves, 3 de febrero de 2011

Eutanasia

Reflexiones sobre la eutanasia

Gabriel U. García T.

Ayer enterraron al hermano de un buen amigo mío. Tuvo una enfermedad degenerativa que duró veinte y cinco años. Al diagnosticársela, los médicos predijeron que no viviría más de diez. Sin embargo acompañó a sus padres por un cuarto de Siglo.

¡Que caprichosa es la vida! ¡A veces se empecina en no hacer caso a los doctores!

Hoy sus padres, que cada vez se acercan más al poniente de su vidas terrenales, pero al mismo tiempo, a un hermoso amanecer celestial, están, en palabras del poeta, “alegremente tristes”. Tristes porque él no está más con su alegría. Alegres porque lo tuvieron mucho tiempo más del que imaginaron.

Todo esto ha traído a mi memoria un ensayo de Bertrand Russell llamado “Esbozo del disparate intelectual” publicado en sus famosos “Ensayos impopulares”[1]. En este tratado, el célebre filosofo inglés defiende la eutanasia.

Su alegato es simple: Sí una persona está sufriendo y se sabe a ciencia cierta que no tiene posibilidad de salvarse ¿por qué no evitarle todo ese sufrimiento e inducirle una muerte humanamente necesaria?

¡Puesto así podríamos entenderlo hasta como un acto de amor!

Pero sigamos ese hilo de razonamiento un poco más. Veamos el caso del pequeño Juan, un niño que sufre de terribles dolores de estómago. Su vientre se ha inflado más de tres veces y, a causa de su dolencia, una serie de enfermedades oportunistas lo atacan.

El sufrimiento es terrible.

La muerte inevitable.

Siguiendo la lógica de Russell deberíamos pedir su consentimiento para ahorrarle las atrocidades que lo aquejan. A lo mejor, por ser menor de edad, debamos recurrir a los padres. El problema es que es huérfano.

Sus padres murieron de su mismo mal : el hambre.

La FAO estimaba en 2005[2] que seis millones de niños mueren anualmente por hambre y desnutrición. Con la lógica del pensador inglés, puesto que su muerte es inevitable y los sufrimientos terribles, deberíamos asesinarlos de una manera humana y altruista.

Pero, a lo mejor, deberíamos usar otra lógica donde predomine la necesidad de seguir investigando. Primero para mitigar el dolor de los enfermos terminales o acabar con el hambre de los más necesitados alrededor del planeta, antes que pensar en su muerte.

Sin embargo aún hay gente que sostiene que matarlos es más fácil.

Media noche del 4 de febrero de 2011.



[1] RUSELL, B. (2004). Ensayos Impopulares. Barcelona: Edhasa. Edición 2003, pp. 141-142

[2] Cf, http://www.jornada.unam.mx/2005/11/23/046n1soc.php. Revisada el 4 de febrero de 2011.

1 comentario:

ulofotos dijo...

¿viste MAR ADENTRO?