miércoles, 4 de enero de 2012

Artículos de El Mercurio


Expulsemos a Ate

Gabriel U. García T.

En La Iliada, Homero cuenta como el rey Agamenón, en un momento irreflexivo y de profunda vanidad, arrebata a Aquiles una hermosa mujer llamada Creseida. Esto provoca la ira del guerrero y, con ello, que se abstenga de continuar en la guerra  contra los teucros.

La decisión casi les cuesta la derrota a los griegos pues los troyanos, de la mano del valeroso Héctor, llegaron hasta las mismas naves e, incluso, quemaron una de ellas. El Soberano, viendo de cerca la derrota, busca acercarse al bravo Aquiles. Sin embargo, su resentimiento, era tan fuerte que se negaba rotundamente a volver a luchar del lado de los aqueos.  Sólo un hecho produjo su retorno a la pelea: la muerte y humillación de su íntimo amigo Patroclo a manos del hijo de Príamo, rey de Troya.

Cuando finalmente decide volver a la batalla, Agamenón pide perdón a Aquiles y le dice que fue Ate, una hija de Zeus, que no podía tocar el suelo por lo que caminaba siempre por la cabeza de los hombres y, de quien se decía, era la diosa de la fatalidad y la personificación de las acciones irreflexivas y sus consecuencias, la que actuó y produjo su malhadado acto.

Claro esta historia, sea producto de antiguas tradiciones o de la fértil imaginación de Homero, puede no ser cierta. Sin embargo las acciones irreflexivas, de cuyas consecuencias nos arrepentimos luego, parece que son concomitantes con la misma existencia del ser humano.

En tiempos de redes sociales, que frecuente es ver una serie de desatinos y afirmaciones sin ningún tipo de fundamento.  El otro día, el director de un medio de comunicación local, difamaba terriblemente a un hombre público lojano, sin pensar que esa persona tiene familia e hijos que deben sentirse profundamente ofendidos.

También es grave cuando Ate camina sobre la cabeza de quienes están al frente de la administración pública, pues las consecuencias de sus actos las pagan todos los ciudadanos. La prudencia y la reflexión deben ser las armas que el administrador de la cosa pública no puede olvidar jamás.

Y todavía es peor cuando la mala deidad griega anda sobre las testas de los políticos y de quienes legislan. Nuestro país tiene cientos de experiencias de lo que leyes y decisiones administrativas, poco pensadas y producidas de manera irreflexiva, nos han costado.

En fin, deberíamos luchar por expulsar a Ate tanto de las redes sociales como de la política ecuatoriana.

2 comentarios:

Ma. Paula Espinosa V dijo...

Gabriel muy interesante este articulo y sobretodo muy propio de uestra realidad. Gracias por esas reflexiones

Gabriel U. García T. dijo...

Gracias María Paula. Muy generosas sus palabras