Artículos en "La Hora"

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Gabriel U. García T. 

Octavio Paz, aquel inmenso árbol de las letras mexicanas, cuyas ramas se extendieron por toda América Latina, nunca pudo dejar de escribir. Cuando “Plural”, un semanario de “Excélsior” en el que colaboraba, tuvo que cerrar por desavenencias con el periódico, retomó la máquina y, con otros intelectuales de la época, fundó “Vuelta” un espacio para expresarse de manera libre, sin otra atadura que la de la conciencia.  Esa es la magia de la prensa. He allí la clave para retomar esta columna. 

Ahora, más que nunca, parece indispensable un espacio para reflexionar, como, por ejemplo, en  Venezuela. El inmenso dolor que causa ver como sangre de hermanos se derrama, de manera inútil, por culpa de la soberbia del poder. En cada esquina podemos atestiguar su tragedia. Niños, en brazos de sus padres que, con una sonrisa inocente, no alcanzan a dimensionar la hondura de su desgracia. A cambio de unas monedas, ofrecen un dulce, o un devaluado billete, como mudo testigo de cómo un país se puede venir abajo cuando cae en las manos del populismo y la corrupción. 

No podemos, todavía, saber con exactitud la magnitud de esta tragedia. A lo mejor nunca lo sepamos. Las familias divididas, los niños sin escuela y, por lo tanto, sin futuro. No cabe, en ninguna mente racional, como un Estado, profundamente rico, pueda causar tanto dolor a las personas que lo constituyeron para que los proteja. 

Se alega que el bloqueo económico para presionar la salida del régimen de Maduro agravó las cosas. Quizás sea verdad, pero, todos sabemos que son los gobiernos los mayores responsables por el destino de un país. 

También se argumenta que, con el régimen chavista, pretenden hacer lo mismo que se hizo con Allende. Esa comparación es burda, de mal gusto. La figura intelectual y la talla moral del gobernante chileno son inmensamente superiores a las del dictador venezolano. El doctor Salvador, jamás puso al ejército en contra de su pueblo. Al contrario, fueron los militares los que se rebelaron contra su gobierno. Él pagó con su vida la defensa de la democracia. 

En fin, hay tanto que hablar. Gracias a “La Hora” por permitirlo.   

@gulpiano1