miércoles, 14 de agosto de 2019

Artículos en "La Hora": ¿Democracia?

¿Democracia?

Gabriel U. García T.

Cuando, el que escribe estas líneas, tenía 10 años, el país volvió a tener un gobernante electo en las urnas. Los ecuatorianos creíamos que, quien decidiera sobre el futuro, debía ser una persona designada por el pueblo y no por los altos mandos militares. Parecía que nuestros problemas se iban a resolver por arte de magia.  La demagogia, esa perversa señora que acompaña los procesos electorales, finalmente, se impuso.

Pronto vino el desengaño. Acabar con la miseria no era tarea fácil. Cerca del 80 por ciento, de los habitantes del sector rural, vivían en condiciones de pobreza. Actualmente, todavía el 43 por ciento, de las personas que habitan en el campo, son pobres. Estos seres humanos deben comer, vestirse, educarse, movilizarse, curarse, etc.,  con menos de dos dólares diarios. 

La bonanza petrolera no fue suficiente para terminar con la inequidad. Los políticos se ven más interesados en labrar su futuro electoral que en resolver los problemas de la gente. Esa percepción has sido constante estos últimos 40 años.

Pero, quizás, el problema es que aún no tenemos un régimen democrático. La democracia, se dice, es el sistema de gobierno donde el poder político es ejercido por los ciudadanos. El hecho de ir a las urnas no garantiza que la gente tenga control sobre quienes gobiernan. Las grandes decisiones se toman en esferas sobre las que no tenemos ninguna capacidad de influir. Acaso, querido lector, alguna vez le consultaron sobre los montos y condiciones en las que adquirimos deuda externa. ¿Le han preguntado en qué se debe usar el dinero recaudado por el SRI? 

En efecto, estas son cosas que se deciden en círculos muy pequeños. Es verdad que gran parte de esos recursos se invierten en temas como educación, salud y seguridad, pero, otra gran cantidad, se destina conforme la voluntad del administrador de turno. 

En estos 40 años hemos dado pasos importantes, pero estamos muy lejos de vivir en democracia. Para eso hay que forzar la descentralización, quizás bajo la óptica de un modelo federal. 

Construyamos una democracia de cercanías. 

@gulpiano1 

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