Política y farándula
Gabriel U. García T.
Mario Vargas Llosa, publicó un análisis
sobre la cultura contemporánea, titulado “La civilización del espectáculo”,
donde plantea un mundo cuya principal preocupación es el entretenimiento, que
produce banalización de temas importantes y análisis ligeros. La política es
víctima de eso. Se reduce a tratar de ganar espacios en la televisión,
conseguir más seguidores en las redes sociales, buscar entrevistas en radios y
procurar fotografías en la prensa. Para conseguirlo, la mejor forma es el
escándalo. Hay que estar donde se pueda hacer bulla.
Los problemas de la sociedad solo se
usan para ilusionar a la gente el momento de las elecciones, pero no se
escuchan propuestas serias sobre cómo encarar el futuro. Todos hablan de
pobreza, desempleo, infraestructura, pero no ofrecen soluciones. Debemos recuperar
la capacidad de debatir propuestas.
Por ejemplo, porque no planteamos un
pacto fiscal para Loja, por su marginación, fruto de un estado de guerra de más
de medio siglo. En España, el Estado central llegó a un acuerdo con el País
Vasco, para que la diputación, que es el equivalente al Consejo Provincial, sea
el ente recaudador de impuestos. El pacto incluye que los vascos contribuyan
con una determinada cantidad para el gobierno en Madrid, pero que ellos
administren su dinero.
Se puede alegar que lo que se recauda
en Loja es muy poco. En efecto, al consultar las tablas del SRI se ve que, el
año anterior, en Loja, se recaudaron 74 millones de dólares frente a cinco mil
setecientos millones en Pichincha o tres mil cuatrocientos millones en Guayas. Sin
embargo, la contabilidad registra la recaudación en la jurisdicción donde se
establecen las personas jurídicas. Es decir, cuando Usted, querido lector, se
toma una cerveza paga un 24% de impuestos en Loja, pero se asientan como
recaudados en Guayaquil, el lugar donde está la fábrica. Lo que realmente se
recauda aquí es muchísimo más. El impuesto a la renta, que paga esa empresa, se
produce, en parte, por las ventas en nuestra tierra.
En fin, el debate sobre estos temas
debe ser la verdadera función de la política.
gulpianoga@gmail.com
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