domingo, 1 de julio de 2018

Artículos en "La Hora"

El velo y cuatro vidas

Gabriel U. García T.

La primera escena ocurre en una parada de autobús de una pequeña ciudad europea. La madre, con su cabeza cubierta por el hiyab, el velo que llevan las mujeres musulmanas, olvida la bolsa de una compra reciente. Una niña se percata de lo ocurrido y corre a devolverle el paquete. La señora, agradecida, saca un dulce de la cartera y lo obsequia a la pequeña que, seguramente, es de la misma edad que su hija. 

A lo mejor esto es un pasaje común de la vida urbana, pero muestra como una gran parte de la sociedad del viejo continente, procura integrar a los emigrantes árabes. Los latinoamericanos, quizás, han corrido con mejor suerte. Su facilidad con el idioma ha permitido que se inserten, en esa comunidad, con menos dificultades, aunque, claro, a veces ocurren incidentes xenofóbicos. 

Por supuesto, existen problemas. Por ejemplo, está la ley francesa sobre la laicidad que no permite que, en las escuelas públicas, las mujeres vayan con su cabeza cubierta.  La norma busca combatir el fundamentalismo, pero, al fin y al cabo, resta libertad a quienes profesan una religión.

La segunda escena sucede en Estados Unidos de Norteamérica. Una pequeña, de la misma edad que las niñas árabe y europea, está encerrada en una celda (jaula, a lo mejor, es la palabra correcta) separada de sus padres que emigraron, de forma ilegal, a ese parte de la tierra. La presión internacional ha conseguido que esa barbarie pare y no se separen más familias. 

La última parte ocurre en Loja. Otra niña, nacida en la misma fecha que las anteriores, procura vender unos porotos en las inmediaciones de un mercado. Lo hace con miedo. Temor de no vender todo lo que tiene y de que, su mercancía, sea requisada. Su niñez pasa entre la angustia y la pobreza.

Cuatro personas, cuyas vidas transcurrirán de manera diferente, más allá de que, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, las considere iguales y libres. Todavía la humanidad está lejos de conquistar ese ideal.  En el fondo, estos son los temas de los que debe ocuparse la política y, con ella, todos los ciudadanos. 







2 comentarios:

Guido dijo...

Magnífico. Así de sencilla, pero, a la vez, grande y profunda debería ser. Sin embargo, es lamentable que, a nivel internacional y local, domina la miseria del capital y el poder.

Gabriel U. García T. dijo...

Es doloroso lo que dice, pero es verdad.